martes, 13 de noviembre de 2012

Cual es la funcion del Periodico

La función primera que como medio de comunicación y especialmente como paquete
de mensajes desempeña el periódico es hacer presentes hechos ausentes, mediante
la reproducción de esos hechos en un relato construido y la organización de
elementos escritos y visuales.
El periódico como objeto, como producto, surge de una carencia o necesidad
cultural, y se propone satisfacerla mediante su acción en la vida individual y
colectiva, dando a conocer un inventario necesariamente esquemático de hechos
ocurridos en un contexto inmediato o lejano a través de la relación establecida
por la lectura. En este sentido, el periódico es un "mediador" en la relación
entre el individuo y la sociedad.
Esta práctica de comunicación influye en las funciones desempeñadas por el
periódico y se establece desde el momento en que el lector-consumidor entra en
contacto visual y manual con el objeto periódico, guiándose por la composición y
disposición de los títulos, las ilustraciones y los textos, para incorporarlo a
sus actividades cotidianas como un artículo de uso personal que, además, le
sirve para entrar en relación, en comunicación, con los demás individuos o
grupos sociales que le rodean.
En el plano individual, el periódico es un puente que impide el aislamiento y
que incorpora el hombre al mundo mediante la comprensión de las interrelaciones
entre los hechos y el interés hacia esos hechos que, de una manera u otra, le
afectan.
El periódico es aceptado en el grupo social, y en particular en la familia, como
un objeto que implica algo más que el consumo material: un comportamiento
determinado por ciertas pautas culturales. El periódico puede verse como un
intruso cuando no corresponde a la idea general que el sujeto se hace de él, es
decir, cuando el lector considera que no satisface adecuadamente sus necesidades
(muchas veces deseos o frustraciones: prestigio, situación social): "La imagen
de la mercancía crea la ilusión de que apropiándose de ella el individuo se
realiza".
El periódico es un objeto portador de signos sociales que desempeña una función
mediadora entre el universo personal y el colectivo, como vehículo de
experiencias sociales. El periódico, medio de comunicación, subraya su carácter
primario de objeto: se manipula y utiliza como tal.
Sus cualidades materiales le permiten desplazarse en el espacio y conservarse en
el tiempo: se trata de un objeto transportable y más o menos duradero. El
periódico actúa en la casa, el lugar de trabajo, los centros de convivencia, y
en cada una de estas esferas es la voluntad del lector consumidor la que decide
sobre su utilización.
Es indudable que para algunos consumidores de periódicos, la compra (forma
principal de adquisición) se justifica sólo por la razón de poseer un ejemplar,
aunque no lo lean. El hecho de tenerlo, y de tenerlo presente, satisface la
necesidad de requerirlo en el momento deseado, o de disponer de él. Cuando esto
ocurre (y ocurre con frecuencia) el periódico desempeña, en el más amplio
sentido, su función de objeto: se utiliza como un exponente más en el decorado
de un complejo sistema de objetos designados para crear ambientes específicos de
estancia: sala, oficina, recámara.

¿ Que es el Periodico?

El periódico es un medio de comunicación, pero también una organización que
sintetiza, a través de un trabajo de redacción y edición, las informaciones de
todo tipo que recibe de agencias de prensa, periodistas o cualquier otra fuente
de información. El equipo o departamento de redacción evalúa las informaciones y
las distribuye en las páginas del objeto-periódico.
Así, de manera precisa, y para los fines de este análisis, conviene distinguir
entre el objeto-periódico, el medio de comunicación-periódico, y el
periódico-empresa u organización.
En la actualidad, se llama periódico o diario a un medio de comunicación de
masas complejo que organiza de manera característica los elementos dispares de
un lenguaje escrito-visual específico, para ofrecer cotidianamente una
multiplicidad de mensajes diversos estructurados en una serie de hojas impresas
de papel ligero producidas en forma industrial.
El periódico "es un conjunto de hojas de papel impreso a bajo precio, difundido
a partir de un centro, mediante venta por ejemplar, distribución por
concesionarios o envío postal (suscripciones), que materializa una selección de
acontecimientos particulares, considerados dignos de interés para un público".
La periodicidad es entonces una de las características esenciales del diario o
periódico, que lo distingue de publicaciones semejantes es un producto de
elaboración cotidiana y que renueva cotidianamente su contenido. Este carácter
inmediato determina la forma de su presentación material: el periódico aparece
como un documento de hojas grandes, dobladas y ordenadas secuencialmente, sin
encuadernar.
La forma material del objeto periódico determina sus relaciones específicas con
el universo de objetos materiales que rodean al hombre moderno, y define
asimismo sus funciones y su utilización sociales.

El periodico en México a partir de la Independencia


Posterior a la etapa del periodismo colonial en México, la escritora Petra Mª Secanella ubica el inicio del periodismo político en México con la aparición del Despertador Americano , fundado por el cura Miguel Hidalgo en Guadalajara el 20 de diciembre de 1810 bajo la dirección de Francisco Severo Maldonado. Pero este no fue el primer periódico de la provincia; tres años antes apareció en el puerto de Veracruz el Jornal Económico Mercantil de Veracruz, con información muy ad hoc a las actividades del transporte y almacenamiento de mercancías de ultramar en esa ciudad.
            Aunque la elaboración de periódicos no fue considerada en esa época como una actividad que significara abundantes ingresos económicos, la práctica del periodismo fue eficiente para la difusión de corrientes de pensamiento entre grupos selectos de lectores que crecieron en número, conforme se fueron abatiendo los índices de analfabetismo en todo el país.
            A partir del Despertador Americano de Hidalgo, fue muy notorio que los periódicos que se editaron sirvieron como bandera de lucha ideológica de grupos precursores de las transformaciones sociales que buscaban en un México independiente. También con esa necesidad de divulgación ideológica, se propició la proliferación de los talleres de impresión en distintas ciudades.
            Hubo ejemplos muy admirables de hombres cabales que utilizaron como tribuna de lucha política los periódicos como José Joaquín Fernández de Lizardi en el Pensador Americano de 1812, donde se pronunció abiertamente por la abolición de la esclavitud. A la par del Pensador Americano de Lizardi, fueron surgiendo otras publicaciones insurgentes como el Sud de José María Morelos, el Correo Americano del Sur a cargo de José Manuel Herrera, el Aristarco Universal de Lorenzo de Zavala y el Ilustrador Nacional del doctor José María Cos, entre otros medios que diseminaron por gran parte del territorio mexicano el espíritu independentista.
            Con la Constitución de 1824 se instauró el régimen de libertad de prensa y con ello se amplió el marco jurídico para el desarrollo de la actividad periodística en todo el país, que creció en proporciones geométricas.
            Fueron los periódicos El Ateneo Mexicano y Siglo XIX (1840) y El Monitor Republicano (1844) el conducto para difundir las ideas liberales de Francisco Zarco, Guillermo Prieto y Andrés Quintana Roo, que tuvieron efecto en la comunidad pese al analfabetismo y aislamiento de los centros poblacionales en todo el país. A partir de un periódico, la noticia era transmitida oralmente.
            La prensa también jugó un papel relevante durante la invasión francesa (1862-1867). La respuesta del gobierno imperial a los periodistas opositores fue drástica y violenta en muchas ocasiones. Dentro del bando republicano identificados con la causa juarista, participaron Francisco Zarco con La Independencia Mexicana, Guillermo Prieto en Monterrey con El Cura de Tamajón y El Monarca en San Luis Potosí, e Ignacio Ramírez que publicó La Opinión en Sinaloa y La Insurrección en Sonora. Los periodistas liberales, además de tener que ocultarse y verse obligados a emigrar constantemente al ser perseguidos por el imperio, fueron combatidos por personajes afines al gobierno monárquico de Maximiliano en las publicaciones El Boletín de Orizaba, El Verdadero Eco de Europa, La Opinión, La Reacción y El Veracruzano, además de La Prensa y El Pájaro Verde, estos dos últimos se editaron en la capital. En esta época el ataque, el insulto, descalificación y la denostación por uno y otro bando, fueron la columna vertebral del contenido periodístico.
            Durante el período presidencial de Benito Juárez (1858-1872) mejoraron bastante las condiciones de libertad de expresión ya especificadas en la Constitución Política. Incluso algunos autores coinciden en que se llegó a abusar de esta prerrogativa, por lo que proliferaron publicaciones que en lugar de informar con veracidad, se centraron en la confrontación de puntos de vista entre liberales y conservadores en un lenguaje muy arrebatado.
            Al asumir la presidencia en 1876, el general Porfirio Díaz se encontró con un periodismo muy combativo. Por tal motivo decidió dar un nuevo cariz a la política de prensa a partir de su segundo período de gobierno (1884) a través de la subvención, o sea, entregar cantidades fijas de dinero (subsidio mensual o quincenal) a los periódicos y evitar así en lo posible las críticas.
            Cabe destacar que ésta práctica iniciada años antes por Benito Juárez y Sebastián Lerdo de Tejada, alcanzó grandes dimensiones con Porfirio Díaz. En un principio para el militar oaxaqueño fue más viable entregar dinero a los periódicos que hacer un escándalo clausurándolos o enviando a la cárcel a sus redactores . Pero cuando el porfiriato se encontraba en su clímax, se dejaron escuchar voces inconformes con el reeleccionismo por lo que el régimen persiguió, encarceló y hasta desterró a redactores e ilustradores de periódicos opositores, sobre todo a partir de 1890.
            Las fuertes condiciones de explotación que se dieron entre la clase obrera y campesina, fue un flanco abierto para la difusión de ideas socialistas procedentes de Europa. Entonces aparecieron algunos medios que abrieron brecha en el campo de la lucha social entre los que destacó El Socialista en julio de 1871, a cargo de Juan Mata Rivera. Este periódico se convirtió en el órgano oficial del Gran Círculo de Obreros de México y en sus páginas se publicó en 1884 el Manifiesto Comunista de Carlos Marx y Federico Engels.
            Concebido por sus colaboradores como estructurador ideológico, político y orgánico de una corriente revolucionaria de masas, como la forma fundamental de propaganda, agitación y organización colectiva, Regeneración fundado por los hermanos Jesús y Ricardo Flores Magón en agosto de 1900, fue difusor de una ideología extremadamente radical, que no sólo tuvo problemas con el régimen porfirista, sino también con gobiernos revolucionarios posteriores como los de Francisco I. Madero y Venustiano Carranza, que siempre desconfiaron de las ideas anarquistas de estos hermanos. Este cotidiano perduró hasta marzo de 1918.
            También destacaron durante esta larga etapa de censura dentro del periodismo crítico en 1885, El Hijo del Ahuizote (pasquín de autores anónimos heredero de El Ahuizote fundado diez años antes por Vicente Riva Palacio), Filomeno Mata (1881) con el Diario del Hogar, Félix F. Palavicini que fundó en 1909 El Anti Reeleccionista donde colaboró José Vasoncelos y el caricaturista José Guadalupe Posada, quien ilustró en distintos diarios de la capital y provincia su punto de vista humorístico de la situación que privaba en las clases desprotegidas de la población, a través de sus famosos grabados. La avalancha del periodismo antirreeleccionista, fue fortalecida en 1909 por Francisco I. Madero con El Demócrata Coahuilense y Aquiles Serdán que publicó en Puebla La No Reelección.

El Periodico en el Siglo XVIII

En los siglos (XVIII y XIX),los líderes políticos tomaron conciencia del gran poder que podían significar el periodismo y tener las gacetas para influir en la social y proliferaron los periódicos de facciones y los de partidos políticos. Hacia fines del siglo XIX, los empresarios descubrieron el potencial comercial del periodismo y surgieron las primeras publicaciones parecidas a los nuevos diarios actuales.
Convertido en el "cuarto poder" de las grandes democracias occidentales , el periodismo oscila actualmente entre la imagen romántica de árbitro social y vocero de la "opinión pública", y la de empresa comercial sin escrúpulos que recurre a cualquier medio para llamar la atención y multiplicar sus ventas, la intrusión en las vidas privadas y la exagerada dimensión que otorga a noticias escandalosas y hechos policiales.
Lo cierto es que el periodismo es un componente fundamental de la vida de este siglo y parece inseparable de los sistemas políticos democráticos. El periodismo fue quien creó, por sus necesidades de rápida lectura y comprensión y su supuesta neutralidad, un estilo redaccional que ha nutrido a numerosos escritores,quienes formaron parte de sus planteles y se destacaron en sus columnas. Además ha creado prestigiosos y serios comentaristas de la vida social y política, vistió sus páginas con buenos humoristas y dibujantes. Desarrolló desde el proyecto costumbrista hasta toda la investigación documentada.
En esta época los periódicos eran muy caros y sólo estaban al alcance de una minoría. Los editores contaban únicamente con el producto de la venta, ya que la publicidad no se generalizó como medio de financiación hasta el siglo XIX. 
La prensa del siglo XVIII constituyó uno de los cauces más importantes por el que penetraron las ideas ilustradas en toda europa.
La prensa culta : Los papeles periódicos.

Se imprimían con el permiso del Consejo de Castilla y se sometían a la censura eclesiástica. Podían comprarse en librerías o puestos callejeros y eran voceados por ciegos o gaceteros. 
La información política y militar estaba en manos de los periódicos oficiales que eran la Gaceta de Madrid y el Mercurio histórico y político. Las publicaciones de iniciativa privada se dedicaban fundamentalmente a los temas culturales o económicos. En general, defendían una ideología avanzada y sus lectores eran una minoría ilustrada.
La muerte de la familia real francesa provocó el recrudecimiento de la censura y la suspensión temporal de la prensa: El rey Carlos IV prohibió la publicación de todos los papeles periódicos, excepto los oficiales, el 24 de febrero de 1791.
 
Prensa popular: Los almanaques y pronósticos.

Además de los papeles periódicos dirigidos, como hemos visto, a un lector ilustrado, los burgueses crearon publicaciones de carácter popular que, nacidas en el siglo XVII, adquirieron un amplio desarrollo a lo largo del XVIII : los almanaques y pronósticos. Eran libritos de aspecto inofensivo, adornados con imágenes, que se distribuían a millares por los pueblos y ciudades. Ofrecían, bajo el pretexto de informar del tiempo, los más variados contenidos. Además de pronóstico del año incluían datos sobre los cambios de la luna, pensamientos, pautas de conducta, instrucciones sobre los más variados oficios ; por ejemplo : "artificio para caminar sobre el agua" o "adivinar qué dinero tiene uno en la faltriquera" o "defensa de horribles tempestades".
Solían tener un título sensacionalista que servía de reclamo publicitario y dos secciones : "La introducción al Juicio del año", pronóstico de lo que iba suceder ese año según los astros, y El Juicio del año, especie de carta astral por estaciones, meses y días. 
Los almanaques y pronósticos constituyen una recopilación de cultura popular y una vía de difusión de los valores burgueses entre las clases bajas. Su peligrosidad llevó a Carlos III a prohibir su publicación en 1767, bajo el pretexto de que constituían una lectura vana e inútil para el pueblo.. Con el S. XIX estas publicaciones no desaparecieron, pero cambiaron su función, ya que la burguesía contaba con un medio mucho más eficaz y directo para la difusión de sus ideas : los periódicos populares.
Los más famosos almanaques fueron los de Torres Villarroel, quien renovó y actualizó el género en su Ramillete de astros (1718) : convierte El Juicio del año en una narración ficticia, en la cual unos personajes novelescos hacen el pronóstico, dialoga con el lector en los prólogos, intercala descripciones, monólogos, etc.