La función primera que como medio de comunicación y especialmente como paquete
de mensajes desempeña el periódico es hacer presentes hechos ausentes, mediante
la reproducción de esos hechos en un relato construido y la organización de
elementos escritos y visuales.
El periódico como objeto, como producto, surge de una carencia o necesidad
cultural, y se propone satisfacerla mediante su acción en la vida individual y
colectiva, dando a conocer un inventario necesariamente esquemático de hechos
ocurridos en un contexto inmediato o lejano a través de la relación establecida
por la lectura. En este sentido, el periódico es un "mediador" en la relación
entre el individuo y la sociedad.
Esta práctica de comunicación influye en las funciones desempeñadas por el
periódico y se establece desde el momento en que el lector-consumidor entra en
contacto visual y manual con el objeto periódico, guiándose por la composición y
disposición de los títulos, las ilustraciones y los textos, para incorporarlo a
sus actividades cotidianas como un artículo de uso personal que, además, le
sirve para entrar en relación, en comunicación, con los demás individuos o
grupos sociales que le rodean.
En el plano individual, el periódico es un puente que impide el aislamiento y
que incorpora el hombre al mundo mediante la comprensión de las interrelaciones
entre los hechos y el interés hacia esos hechos que, de una manera u otra, le
afectan.
El periódico es aceptado en el grupo social, y en particular en la familia, como
un objeto que implica algo más que el consumo material: un comportamiento
determinado por ciertas pautas culturales. El periódico puede verse como un
intruso cuando no corresponde a la idea general que el sujeto se hace de él, es
decir, cuando el lector considera que no satisface adecuadamente sus necesidades
(muchas veces deseos o frustraciones: prestigio, situación social): "La imagen
de la mercancía crea la ilusión de que apropiándose de ella el individuo se
realiza".
El periódico es un objeto portador de signos sociales que desempeña una función
mediadora entre el universo personal y el colectivo, como vehículo de
experiencias sociales. El periódico, medio de comunicación, subraya su carácter
primario de objeto: se manipula y utiliza como tal.
Sus cualidades materiales le permiten desplazarse en el espacio y conservarse en
el tiempo: se trata de un objeto transportable y más o menos duradero. El
periódico actúa en la casa, el lugar de trabajo, los centros de convivencia, y
en cada una de estas esferas es la voluntad del lector consumidor la que decide
sobre su utilización.
Es indudable que para algunos consumidores de periódicos, la compra (forma
principal de adquisición) se justifica sólo por la razón de poseer un ejemplar,
aunque no lo lean. El hecho de tenerlo, y de tenerlo presente, satisface la
necesidad de requerirlo en el momento deseado, o de disponer de él. Cuando esto
ocurre (y ocurre con frecuencia) el periódico desempeña, en el más amplio
sentido, su función de objeto: se utiliza como un exponente más en el decorado
de un complejo sistema de objetos designados para crear ambientes específicos de
estancia: sala, oficina, recámara.